CUATRO Y MEDIO

La capacidad de saber sufrir recompensa a Laso como rey de la jaula

laso rey de jaula

Unai Laso conquistó la txapela del campeonato del Cuatro y Medio en la final disputada en el frontón Bizkaia de Bilbo al poder doblegar a Peio Etxeberria por 22-19. 

Apenas quedaban asientos libres en un frontón Bizkaia que vibró con una enorme final. El precedente de hace poquitas semanas en el Labrit de Iruñea parecía indicar que la disputa por la txapela sería competida. En esa ocasión, dentro de la fase de grupos, la victoria fue para Peio Etxeberria, pero a las 19:50 del 24 de noviembre de 2024, Unai Laso se coronó por primera vez como campeón del campeonato del Cuatro y Medio siendo su segunda txapela como profesional. La anterior, fue el Manomanista del 2022 donde derrotó a Joseba Ezkurdia en el Nafarroa Arena. Por tanto, le falta una txapela por parejas, para poder acceder a ese selecto y diminuto elenco de pelotaris que poseen el título en las tres disciplinas de la pelota a mano.

Sería Peio Etxeberria el pelotari que comenzó comandando el episodio. Un 5-0 de inicio mostrando muchísima frescura e inmensa claridad de cómo tener que jugar los tantos. Aprovechando, que las pelotas estaban recién sacadas del cestaño, gozaban de ese brillo y no dudó en ser muy agresivo y adelantarse cercano al frontis. No quería dejar respirar a Unai mientras el de Bizkarreta y su botillero Jon Mariezkurrena que venía de ganar el duelo previo con Urrutikoetxea ante Ezkurdia y Zabaleta, decidieron parar el partido pidiendo el primer descanso.

Pese a verle propenso a disponer de una óptima movilidad de piernas, Laso no estaba siendo capaz de encontrar la mitad de la cancha. Mejor dicho, era Peio quien lo evitaba sabiendo cual era su lugar en este choque. Pese a las dificultades y a no encontrarse nada cómodo para poder ofrecer su lado ofensivo, supo sacar otras aptitudes como la defensa y tener mente fría para seguir metido en el episodio. Tenía muchísimo mérito ya que muy pocos son capaces de poder sostenerse a esa velocidad que estaba empleando el de Zenotz en ese inicio de encuentro. Se acercó hasta la opción de ponerse a un tanto, pero durante esos primeros compases, no pudo adelantarse.

Cabalgaban mediante tantos muy duros en los que el poder llegar al próximo atosigados se complicaba. Aun así, pese a realizar saques buenos por ambas partes, sacaron unos restos impresionantes. De cara al primer descanso obligatorio que se encuentra en el tanto 12 fue Etxeberria quien llegó con ligera ventaja. Tras esos tres minutos, Laso pudo entrar con ganas pero su oponente se pudo marchar hasta un 14-10 en el que tuvo una clara opción de irse hasta con cinco de ventaja. Fue un tanto en el que corrió mucho siendo Unai el que dominó pero en un pelotazo que quería darle con la izquierda se le vino al cuerpo teniéndose que recomponer y dándole una volea con la derecha quedó vendido. Pese a ello, Etxeberria venía cansado y en el intento de dos paredes con la zurda se le marchó a la contracancha.

La situación para Laso no era nada sencilla ya que además de que muy pocas veces tener la garantía de poder ser quien llevaba la batuta, le era complicado ofrecer sus míticos golpeos. Como el gancho. Se le vio con otros golpeos que Peio también le forzó a tenerlos que poner en escena. El pelotari que vestía de colorado volvió a meterse en el episodio mientras los tantos duros también tenían su trascendencia. Un mar de emociones, se juntaban con el cansancio de abordar muchísimos metros golpeando y corriendo de manera constante.

Poco a poco el duelo se fue encaminando hacia Laso. Sin embargo, tuvo que esperar hasta 50 minutos, para poder verse por delante por vez primera. Una enorme clase de supervivencia, y saber estar la que dio el pelotari que ya sabía ganar una txapela individual como Manomanista. A nivel psicológico no era fácil de poder sostener esa situación además del enorme nivel que estaba ofreciendo su rival sobre la cancha.

A Etxeberria se le notaba el cansancio y tampoco tenía las ideas muy claras. El desgaste del material también provocó que ese juego agresivo suyo tuviera que difuminarse. Por tanto, tuvo que jugar más a bote y teniendo que dar más golpeos con la derecha. Esa situación también le dejó sin esa conciencia de lo que estaba haciendo además de que Laso pudo ofrecer su lado ofensivo. Cada vez en más momentos cogió esa posición en la mitad de la cancha. Mandó más y forzó mucho más a Peio que también cometió fallos claros como una volea cuando tenía a Unai en la contracancha. En un duelo tan vivo, el de Zenotz, erró dos pelotazos que eran de vital importancia además que durante el desenlace, dejó algunos pelotazos sin poder poner en el frontis.

El último saque de Laso fue en el 21-18 después de un tiempo pedido por Etxeberria. Sin embargo, no sería el último tanto del partido y sería Unai quien pararía la cita mediante un nuevo descanso. Con las ideas claras marchó a la cancha dando un enorme resto y pudiendo pelotear el que sería el último tanto. Con un pelotazo finalizado por él pudo conquistar una final que será recordada por el espectáculo vivido por parte de los dos protagonistas que duró más de hora y 15 minutos.

Sobre el autor

Ander Millan

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