El campeonato Udaberri de Gipuzkoa llegó a su desenlace en categoría senior con el club Gure Txeru de Getaria ganando en primera división mientras que Alde Zaharra de Donostia lo hacía en segunda.
El festival se llevó a cabo en el frontón Sahatsaga de Getaria con un enorme ambiente para apoyar al club local en la final de primera. En el primer partido, Mario De la Torre e Iñaki Atxa del club Alde Zaharra fueron quienes salieron campeones al poder derrotar a los hermanos Saralegi del club Otsabio de Lizartza por un 22-11. Primera parte igualada con esos nervios que provoca una final aunque con los cuatro rindiendo a buen nivel. Poco a poco, los donostiarras fueron abriendo hueco sabiendo trabajar mucho el tanto y forzando al zaguero de Otsabio a llevar mucha pelota. Atxa dominó en la zaga y De la Torre aprovechó bien la pelota para emplear su velocidad. Los de Lizartza se fueron desesperando y también fueron cayendo errores de verse sometidos. Mario e Iñaki jugaron un partido muy serio y se compenetraron muy bien como pareja.
En primera división, Gorka Aristi y Gorka Zenekorta del club Gure Txeru de Getaria fueron los que salieron campeones al derrotar a Lorentz Orbegozo y Aranalde de Orio por 22-12. El delantero de Getaria, Gorka Aristi fue quién movió los hilos en esta final. Después de haber pasado mucho tiempo con mal de manos y sin llegar a ofrecer ese buen nivel que posee, en este campeonato se ha podido desquitar realizando una final para quitarse el sombrero. Quitó mucha pelota mala a su zaguero y sabía ofrecerle pelota para que gozara. Movió muy bien la pelota y con su material podía entrar mucho en juego con un Aranalde que le era complicado quitar pelota. En la delantera, Orbegozo, tampoco pudo estar del todo fino cuando juega a la contra, pero Aristi le forzó mucho.
Ayudados también por la grada con muchos niños de la escuela de pelota que abarrotaron las gradas, fueron a más. Zenekorta no falló pelota pese a no gozar del todo dejando bastantes huchas, y los de Orio no se vieron capacitados para poder tener muchos tantos en ataque y a veces desquiciados tiraron pelotas que no suelen fallar. Todo ello provocado por un Aristi que trabajó, vio los momentos claves de la cita, obligó a los oponentes y definió tantos de mucha clase.
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