La final de élite del memorial Josetxo Etxandi de Lezo ya tiene a los cuatro pelotaris que lucharán por la txapela.
Durante la tarde del martes, se disputaron las semifinales de categoría élite en el memorial Josetxo Etxandi de Lezo. En la primera cita, Ander Murua (Soraluze) y Beñat Garmendia (Lapke) doblegaron mediante un 22-5 a Julen Alberdi (Aurrera Tolosa) y Aitor Alduntzin (Zugarralde). El binomio compuesto por los dos guipuzcoanos se marchó rápidamente en el electrónico. Los primeros fueron tantos competidos con un Garmendia suelto que le salía muy bien la pelota de la mano y un Murua que poco a poco va cogiendo nuevamente ese tono de competición. Se le va notando con mayor frescura.
Fueron ellos los que iban a mover la pelota con velocidad y los que iban a tener atosigada a la pareja oponente. Alduntzin, intentó jugar mucho de aire y al principio muy bien, pero después sin que Ander y Beñat regalaran nada, ni Julen ni Aitor estaban teniendo un día en el que fueran resolutivos. Quizás algún regalo de los rivales les hubiera dado un poquito de vida para creer en sus opciones, pero no iba a ocurrir de esa manera.
Con lo cual, el electrónico cada vez se iba a ir agrandando con Garmendia a medida que pasaba el partido imponiéndose cada vez más a Aitor que se le iba viendo cansado. Tarde de mucho calor en Lezo y el trabajo sucio y de cubrir que tenía que hacer pesaba. Julen, por su parte, no iba a tener mucha pelota, y la que tuvo fue en posiciones no muy idóneas. Aun así, no tuvo esa peligrosidad que suele tener habitualmente a la contra. Por tanto, junto a la seguridad y la peligrosidad que dispusieron fueron finalistas del torneo.
Se medirán a la dupla imbatible que sigue siendo la de Oian Canabal y Joseba Aldave (Oberena). Derrotaron mediante un 22-9 a Beñat Azketa (Tartaloetxe) y Ekain Lizeaga (Mundarro). Canabal comenzó muy bien con dos ganchos tremendos. La diferencia en el marcador se iba a ir palpando en el marcador. Aldave muy suelto, gozando con ambas manos, yendo muy bien en busca de la pelota y obligando a Lizeaga a estar en posiciones que normalmente suele tener él a los oponentes.
Aun así, los guipuzcoanos iban a dar guerra. Lizeaga, comenzó a dar mucho a la pelota. Equilibró el peloteo pero Aldave tampoco dejaba pelotas plácidas y estaba siendo muy complicado abrir hueco. También se sumaba la peligrosidad que siempre tiene Canabal. Hizo una labor muy buena, como nos tiene acostumbrados en ser siempre muy seguro, pero tampoco estaba abriendo muchos ángulos. La pelota envenenada que sale de la mano de Lizeaga tampoco era la más idónea. Azketa, sin embargo, pese a tener tarea muy dura, no estaba rompiendo como puede hacerlo con su volea, ni tampoco entraba cuando a veces podía tener la oportunidad. A la hora de defender, tampoco salía atrás a defender y dejó mucho peso a su zaguero.
El de Astigarraga continuó en la línea de las últimas veces ofreciendo un muy bien nivel. Pegó un rebote muy claro, y ofreció grandes pelotazos. Aun así, una dupla, donde apenas regaló pelotas y algunas fueron por parte de Oian a la hora de incrementar velocidad en ataque aunque la mayoría, si se pueden contar como fallos, fueron forzados por los rivales. Se vieron tantos muy buenos, pero los duros y los que podían ser claves, siempre iban para la dupla navarra.
Canabal y Aldave volvieron a demostrar la enorme pareja que componen y el pase a la final se lo ganaron haciendo disfrutar al público y los perdedores ofreciendo un buen nivel. Sobre todo Lizeaga, que lo suyo lo pudo hacer muy bien.
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